El silencio en la oración

EL SILENCIO DE LA ORACION

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Se dice que los que rezan son unos pocos y que lo normal es vivir el día tal como nos viene, sin preguntarse apenas del porqué de las necesidades diarias.
Se dice que la vida es una mezcla de circunstancias que nos han aparecido al azar y que a cada uno le ha tocado su suerte y que por lo tanto, tiene que apañarse con ella hasta el final. El pobre cómo tál y el rico en su abundancia.
Se dice que si hubiese un Dios, no sucedería todo lo penoso que nos ocurre y sus resultados de dolor que conllevan y que por lo tanto, no habría enfermedades, ni guerras, ni dolor, porque a Dios se le supondría todo lo mejor.
Pero si no existiese el dolor no habría experiencias y los instintos serian nuestros dueños y nuestras metas.
Viviríamos como dioses y no nos faltaría de nada.
Todos seríamos ricos, siempre y cuando fuésemos más fuertes que los enemigos.
Tendríamos siempre la razón en todo y alcanzariamos algún día llegar hasta el Sol mismo.
Se dicen tantas cosas y se guarda tan poco silencio. De este silencio interior dimana la Luz verdadera que puede iluminar nuestro peregrinar en la Tierra.
Es en el mismo silencio, cuando Dios nos habla a nuestro corazón y es a través de la oración cuando nosotros le hablamos a El.
En el silencio de la oración nosotros desaparecemos como algo separado y nos unimos a Todo lo Inmenso.
Se dice que eso de rezar es para unos pocos y que no importa lo que pidamos porque nadie nos escucha.
Si fuera asi porque entonces no dejamos de pedir cada día, por la salud, la suerte y el exito.
Entonces
¿A quien le pedimos para que mejore nuestra vida?
¿A nadie?
¿ O al Invisible Creador desconocido?

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